CLARO DE TIERRA es una novela interplanetaria, como la mayoría de las de Clarke, especialista en el sistema planetario solar y autor de detallados estudios sobre Marte y la
Luna. En la mayor parte de sus obras, sin embargo, sitúa la acción en un planeta determinado, cuyo ambiente sabe describir con minuciosidad y verosimilitud; en ésta intervienen todos los planetas solares, aunque el centro de la acción radique en la Luna.
Es una novela de anticipación de las que podríamos llamar «a corto plazo», pues lo que en ella sucede se supone que tiene lugar tan sólo de aquí doscientos o trescientos años, plazo que él considera más que suficiente para que la Tierra haya «colonizado» todos los planetas, incluyendo los más lejanos como Plutón.
No crea, sin embargo, el amigo lector que va a iniciar la lectura de este libro que todo en él se reduce a disquisiciones técnicas de astronáutica o de astrofísica; el libro tiene también un contenido profundamente humano y se ocupa de lo que podríamos llamar la política internacional del porvenir que, claro está, será para Clarke la política interplanetaria.
El tema de esta novela podemos decir que es lo que hasta ahora la fantasía ha llamado «la guerra de los mundos». Esta guerra se nos describe con todos sus horrores y con un realismo que hubiera sido imposible lograr antes de la era atómica que estamos viviendo ya. Pero también se sacan de ella profundas enseñanzas y, aunque parezca paradoja, la primera es que la enorme magnitud de esta primera guerra intersideral sirve para demostrar la imposibilidad del hecho que haya otra.